domingo, 24 de junio de 2012

Magia

En la noche de San Juan, dónde la primavera recibe al verano para darle paso a un cálido silbido de noches de satén. Akelarres para el alma, bajo el manto de las estrellas, suben alto las penas para irse al infinito desierto sideral, quedando en tierra la más preciada piedra, la conciencia iluminada y clara.
He ahí cuando me sumerjo en las aguas transparentes del mar que tengo a mis pies. Me adentro de madrugada, dejándome acariciar por la cálida agua nocturna y el repicar de una brisa en la noche de San Juan.
Pecho abierto, centro de mi centro, dando gracias por ser, ser y ser...

Navegando con el mástil más alto, haya dónde pinta el horizonte, está el rey de los astros, diciendo adiós a esta parte de la tierra, libertad en mar abierto, en un barco con dueño que invitada una, disfruta de semejante hermosura. Es Vedrá mística como siempre, forma parte del espectáculo de Gaia. Que locura creación que ha tan hermosura se agarra en lo más profundo del ser, y he de saber que no se nada más que  el atardecer de un astro rey que me aporta energía y vida para seguir dando pasos y fluyendo allá dónde esté.

Recibiendo el verano, subida en un velero de mástil alto, en dirección a mar abierto, bordeando las tierras erosionadas por el dulce nectar salado que en nuestro planeta existe, dónde la vida está tranquila, y te invita como cántico de sirena.

y entre tanto y tanto, comienza a brillar, la abuela luna, que aunque creciendo está, ella, sin pestañear, sonríe a su fiel compañero, "hasta otra marinero" se oye una voz replicar. Placton marino, destellea como luces de ciudades sumergidas dónde la imaginación dibuja.

Vuelta a tierra firme, el vaivén pone fin a un glorioso atardecer, que por muchos que haya visto y sentido, cada uno es distinto en su sentir.

Gracias

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